sábado, 24 de enero de 2015

Sobre mi y el primero...

Es muy fácil hablar de los demás, pero uno piensa un poco más para hablar de si mismo, sobretodo porque los defectos propios no fluyen tanto como las cualidades.




Actualmente soy una mezcla de todo, pero en mi niñez era una mezcla de practicamente nada. Creánme, mis fotos de bebé prometían mucho, ojos azules, cabello castaño, rebelde y con una carita que contradecía mi rebeldía. Pero como nada es eterno fui creciendo y era como un paquetico sin formita y unas ojeras, que todavía no se han ido, que opacaban mis ojos claros motivo de muchos piropos de mamás, tías, abuelas, visitas etcétera...

Como pueden notar no era el amor de la niñez de nadie, cuando mis amiguitos hacían la lista de las más bonitas a las más feas, yo ocupaba el lugar donde uno queda inseguro de si es bonito o es feo. Cuando hacían la lista de la que más tetas tenía yo quedaba de penúltima casi siempre, como quien dice era algo abstracta. Mi peor pesadilla era el día de la foto escolar para el carnet. Cuando yo llegaba a la casa y mi mamá abría la puerta y me veía cabisbaja y triste me preguntaba: La foto del carnet cierto? Nunca pude quedar decente, siempre parecía una niña de un cartel que es huérfana y busca su hogar, terrible!.

Por todas estas razones el niño que me gustaba, nunca se fijaba en mi. Yo nací en una ciudad pequeña que es más bien un pueblo, pero me crié en una ciudad grande, avanzada y cosmopolita, pues como mencioné mis papás se divorciaron y yo me fui a vivir al lugar de nacimiento de mi madre. Yo acostumbrada a mi ciudadcita, añoraba el día en que llegaban las vacaciones y volvía a ver a mis amiguitos con los que pasé mis primeros años de vida. Entre ellos estaba Luis, podría decirse que mi primer amor.

De Luis estuve enamorada como 3 o 4 vacaciones, tendría unos 9 años cuando llegué al pueblo y descubrí que había una nueva tienda en el barrio, precisamente mi mejor amiga cumplía años ese día así que estaba feliz de estar ahí, pues ahí fue donde lo conocí. Luis era el niño más lindo que jamás había visto, de hecho su mamá era la dueña de la nueva tienda junto con sus hermanos mayores. Él era blanco, con cabello castaño, ojos cafés y tenía unos holluelos hermosos que se marcaban cuando desplegaba una sonrisa. Ese día acabando de conocerme el quiso sentarse a mi lado durante toda la fiesta y me dedicó una canción, fueron las primeras mariposas en el estómago que recuerdo.

Constantemente el me pretendía, pero yo tenía miedo, tenía miedo de besarlo porque no sabía como hacerlo y al parecer el era un galanazo con experiencia pues era dos años mayor que yo. Así que un día me propuso escondernos detrás de un matorral y besarnos, a lo que yo dije que si y corrí donde mi prima mayor a contarle lo que me habían propuesto y también le dije que no quería besarlo y ella me dio este sabio consejo "Sáca cualquier excusa, dile que te duele una muela o algo así". Este consejo años más tarde me fue muy útil cuando me sacaban a bailar y el tipo era muy feo y le decía " Es que me duelen los pies."

No recuerdo muy bien porqué nunca se concretó nada, y me devolví para mi ciudad enamorada de Luis, en mi diario que sólo utilizaba una semana antes y una semana después de vacaciones escribía su nombre con corazones y te amos.

En las siguientes vacaciones volví, decidida a conquistarlo con mis peinados de ciudad, mi ropa y música moderna que a él le gustaba, llevé mis cassettes de los Backstreet Boys que el tanto admiraba, sólo para tener cosas en común con él y poder ser más que amigos. Para mi sorpresa él estaba saliendo con otra niña nueva del barrio una flaquita con cara bonita, que me hacía ver como una gordita tierna que no sabía besar, mientras que ella se besuqueaba a mi primer amor. Para mi alivio unos días después él me contó que había terminado con ella porque no la soportaba, así que decidida empecé a coquetear con Luis.

Uno de esos días yo tenía la ilusión de haberme ganado su corazón, pues una de mis amigas me dijo que Luis quería hablar conmigo porque me quería decir algo, a mi me brillaron los ojitos y corriendo fui a la casa de mi amiga para escuchar su declaración de amor. No se si estén preparados para tales palabras pero ahí van, él me miró a los ojos mientras el resto de mis amigos esperaban cerca atentos a la situación, y me dijo: "Qué pretendes conmigo? Tú no me gustas, no vamos a ser novios, asi que puedes irte.." Juro que escuché desde adentro de mi corazón de 11 o 10 años como se resquebrajaba un poco con esas palabras.

Luego de ahí lo odié, lo volví a amar y finalmente lo olvidé...